Aprovechando una visita a Logroño, me he acercado a su plaza de Abastos, el Mercado de San Blas, cerca de la conocida calle Laurel.
Da gusto ver los puestos de fruta y verdura. Alimentos vivos que están diciendo ¡comedme pero ya mismo! Si no, echad un ojo a las fotos y me contáis.
La dieta mediterránea utiliza productos frescos y de temporada, y tiende a consumir vegetales frescos y/o cocinados y fruta a diario. Estos productos son fuente de vitaminas, minerales, fibra y agua y también contienen los actualmente famosos compuestos fitoquímicos.

Y qué son estos fitoquímicos, pues son sustancias que tienen todas las plantas para defenderse de la oxidación, cicatrizar sus heridas, defenderse de infecciones e insectos. Si menciono algunos nombres seguro que os suenan: resveratrol, quercetina, licopeno, isoflavonas, flavonoides…
Son las sustancias por las que algunos alimentos son considerados de repente “superalimentos” ¡Y resulta que todos los vegetales los contienen! Es cierto que en diferentes cantidades, según la familia vegetal. Pero todas las frutas y las verduras son pequeñas bolsitas de complejos vitamínico-minerales y fitoquímicos, un tesoro para nuestra nutrición ¡y cuanto más frescos mejor!


Podemos apreciar varios colores: blanco, amarillo, naranja, rojo, verde. Aunque todos los vegetales como hemos comentado contienen vitaminas, los rojos son más ricos en A y C y los verdes en ácido fólico y son buena fuente de vitaminas K y E. Y qué minerales nos aportan estos alimentos: sobre todo potasio (todas las frutas y verduras en mayor o menor medida), calcio y hierro (algunos como las verduras de hoja verde).
También había un puesto de agricultura biodinámica, la cual tiene en cuenta las fases lunares para realizar las diferentes actividades agrícolas. En él vendían las plantas para los que se animan a hacer el huerto en casa o en el cole, que ahora se lleva mucho por suerte para todos. Nuestros descendientes van a saber más de la huerta que nosotros mismos.
